En una columna anterior (Protección gratuita...) hice mención a software libre. Aunque, en tal ocasión no expliqué a plenitud a qué me refería. También utilicé la palabra “gratuito”. Mas, software libre y software gratuito no son lo mismo. Trataré de dar una explicación. Además, alentaré a la utilización de la aplicación de software libre OpenOffice.
El software, como otras obras intelectuales, se encuentra protegido en nuestro país por la Ley. El autor goza de derechos, de propiedad intelectual, morales y patrimoniales. A mi manera de entender, los derechos morales, que son irrenunciables, en el software libre se mantienen, pero los derechos patrimoniales son cedidos por medio de un contrato o licencia. En ese momento aparece el concepto de libertad, pues la licencia nos puede brindar ciertas libertades como hacer copias, distribuir el software, modificar su funcionalidad o incluso el derecho a lucrar. Algunas personas llaman Open Source al software libre, otras dicen que hay una gran diferencia dado que depende de si la licencia nos brinda ciertas libertades o no (- http://www.gnu.org/licenses/license-list.es.html#SoftwareLicenses -).
En un software gratuito el propietario patrimonial ha decidido no lucrar a cambio de la distribución de su creación por razones estratégicas, pero esto no quiere decir que haya cedido derechos patrimoniales.
Recientemente se publicó una nueva versión de software libre para trabajo de oficina (u ofimática). Esta aplicación se llama, como decía al inicio, OpenOffice y se puede descargar libremente desde http://download.openoffice.org/. Esta última versión fue tan esperada que en los primeros días de su liberación la demanda hizo que el sitio de OpenOffice únicamente tuviera una página sin imágenes u otros enlaces más que para descargar la aplicación.
Personalmente he utilizado esta aplicación durante mucho tiempo por varias razones: porque no estoy dispuesto a pagar el precio exagerado de otros productos comerciales similares, porque busco conocer herramientas alternativas que permitan a mis clientes reducir su costo total de propiedad y porque apoyo la filosofía de libertad de este tipo de iniciativas. Aunque, eso sí, critico fuertemente a quiénes únicamente hacen uso de este tipo de software sólo porque lo pueden conseguir gratuitamente. OpenOffice es el tipo de aplicación que ha tomado muchas horas de trabajo por programadores y no fue generado de manera gratuita. Es necesario devolver a la comunidad ya sea enseñando a otros a utilizar la herramienta, dando una contribución monetaria voluntaria o colaborando con traducciones, etc.
OpenOffice es muy funcional. Entre las características que más me atraen está la capacidad de generar archivos en formato PDF de calidad profesional. Se puede crear en ese formato documentos públicos, cotizaciones o propuestas, etc., que inclusive limitan la capacidad de copia o de edición de sus lectores. Hasta se pueden cargar los archivos de aplicaciones Microsoft. Por otra parte, el formato de documentos de OpenOffice es una norma o estándar ISO, lo cual garantiza su compatibilidad con otras herramientas a futuro.
Los monopolios en computación se dan forma natural, tal vez porque el cambio representa siempre un costo tangible o intangible alto para algunos. Sin embargo, debemos atrevernos a innovar y probar herramientas alternativas. Valdrá la pena comenzar a utilizar OpenOffice, de manera legítima y legal además.